INTRODUCCIÓN
PROBLEMAS QUE PRESENTA EL MATERIAL
Si la primera rama de la izquierda estaba reducida casi a un muñón, también lo está la primera de la derecha. Tengo, no que reconstruir, sino que construir una rama totalmente nueva en esa zona.
El sustrato estaba recubierto por una buena capa de musgo, el problema es que éste comenzaba a colonizar el nebari, impidiendo disfrutar plenamente de su contemplación.
PRIMERAS INTERVENCIONES
Otro tocón que debía sanear era el originado por la desaparición de la antigua rama izquierda. Una vez recortado su aspecto ya es mucho mejor. Sólo queda poner pasta selladora.
Al eliminar el musgo que tapaba parte del nebari se puso de manifiesto lo que yo sospechaba, mejorando enormemente su calidad.
Por cierto, que os preguntaréis como es que no he podado alguna rama más de las que había dicho que sobraban, como por ejemplo la primera frontal. Muy sencillo, prefiero esperar porque algún brote que crezca a partir de ella me puede servir para hacer, más adelante, algún injerto atravesando el tronco. Si no hay brotación espontánea en las zonas que necesito ramas al menos me quedará una "bala en la recámara".
LA MALA HIERBA JAPONESA
Sobre la superficie del sustrato no sólo venía musgo, también proliferaba una pequeña planta de origen japonés cuya especie desconozco.
Se ven pequeñitas pero si arraigan ya tendrán tiempo de ganar en densidad y volumen.
LA MACETA
La maceta, una vez vacía, estaba bastante sucia por dentro...
De cuerpo entero...
Y por la parte inferior se aprecia perfectamente el sello del autor.
EL REMATE
Como siempre, ponemos las rejillas en los agujeros de drenaje...
Pasamos unos alambres de sujección...
Y colocamos una capa de sustrato sobre el fondo de la maceta, de un calibre tal que, al tiempo, nos haga de capa de drenaje.
Cuando los aficionados piensan en un árbol importado de Japón siempre lo hacen en un ejemplar muy bueno, pero caro. Los importadores tienen que asumir una serie de riesgos y resolver trámites que van a repercutir en el precio de la pieza. Sin embargo del país nipón también viene material a medio formar que está al alcance de la mayoría, a veces se trata de plantas que tienen un gran potencial, pero que presentan una serie de defectos que provocan que su precio se reduzca enormemente. Si somos un poco hábiles y tenemos claro como podemos resolver estos inconvenientes la opción de adquirir esta materia prima deberíamos de tenerla siempre presente.
La historia que os voy a relatar hoy trata de un pequeño sohin de Acer buergerianum importado por Kingii ( www.kingii.es ). Me encantan estos pequeños árboles, por lo que cuando lo vi por primera vez ya me gustó. En un principio no pude quedarme con él porque lo tenía apalabrado a otra persona, pero al cabo de un tiempo mi amigo me llamó para decirme que el comprador se había vuelto atrás y que el arce estaba a mi disposición si seguía interesado en él. Por supuesto acepté.
Paso a mostraros las primeras fotos que le hice y que muestran al ejemplar desde distintos ángulos.
Frente |
Lado derecho |
Parte trasera |
Lado izquierdo |
PROBLEMAS QUE PRESENTA EL MATERIAL
Es bueno no dormirse en los laureles y comenzar a analizar cuanto antes los defectos de los que hablaba anteriormente, no por el hecho de venir de Japón tiene porque ser un ejemplar perfecto, más bien al contrario, de los que no lo son suelen ser los primeros de los que se desprenden. Este análisis debería realizarse ya, a groso modo, antes incluso de la compra, nos evitará desengaños posteriores.
Al comenzar el repaso de este arce, lo primero que me llama la atención es que carece casi completamente de la primera rama de la izquierda. Es más, se ve que existió en su día, pero que ahora mismo sólo conserva un muñón sobre el que se asienta un único brote, bastante mal situado por cierto.
Vista frontal de la primera rama izquierda |
Vista lateral en la que se ve mejor el único brote existente en la primera rama izquierda. |
Ni que decir tiene que a partir de ese brote superviviente abrá que reconstruir la rama entera. Eso sin contar con que pueda emerger, en el resto del tocón, algún nuevo brote que se pudiese aprovechar también para tal cometido.
Otro inconveniente que saltaba a la vista, al menos para mi, era el hecho de que la primera rama del árbol estaba situada en una posición demasiado frontal, cuando lo suyo era que estuviese más hacia la derecha. Naturalmente esta rama deberá ser sacrificada cuanto antes si queremos encauzar al arce hacia un futuro prometedor.
La rama más potente que tiene ahora mismo el ejemplar está situada demasiado arriba, cerca del ápice. En esa zona debería haber ramas más finas, sobre todo cuando las primeras aun no están ni formadas.
Si la primera rama de la izquierda estaba reducida casi a un muñón, también lo está la primera de la derecha. Tengo, no que reconstruir, sino que construir una rama totalmente nueva en esa zona.
Muñón dejado por una antigua primera rama derecha |
Ahora que me doy cuenta, en la anterior foto también se ve, con buen detalle, la primera rama frontal de la que os hablé anteriormente. Es evidente que si se monta una rama derecha en la zona donde tengo puesto el dedo, esa primera frontal está francamente mal colocada, siendo una candidata clara a ser suprimida.
El tronco presenta también otro detalle que lo afea, una gran cicatriz en la parte trasera, vestigio de una reducción importante en altura o de la poda de un chupón que se había dejado para engordar el tronco. Esta cicatriz ya ha sido tratada en origen, por lo que ahora sólo toca esperar a que el tiempo pase y la vaya cerrando poco a poco. En el futuro levantaré la pasta selladora para ver como evoluciona la cicatrización, aunque de momento la voy a dejar tal cual para darle tiempo a que comience a cerrar.
En otra zona podemos ver como una antigua herida ha llegado a cicatrizar correctamente (B), mientras que cerca hay otra a la que todavía habrá que ayudar para que lo haga (A).
El ápice del arce es demasiado basto y presenta un abultamiento totalmente antiestético. Su reducción permitiría recomponer una ramificación más delicada a ese nivel así como reducir un poco la altura de la plata.
Un poco más abajo nos encontramos con dos ramas opuestas, cuyo desarrollo ha provocado una conicidad invertida que debería ser solucionada.
El sustrato estaba recubierto por una buena capa de musgo, el problema es que éste comenzaba a colonizar el nebari, impidiendo disfrutar plenamente de su contemplación.
PRIMERAS INTERVENCIONES
Lo primero que hice fue eliminar el ápice del ejemplar, quiero reconstruir uno formado de una manera más ortodoxa.
Se ha bajado la altura hasta donde estaban las dos ramas opuestas. En esa zona aún queda una conicidad invertida, pero no ha querido ser más agresivo y prefiero esperar a la respuesta del árbol para terminar de solucionar ese problema en el futuro.
Comienzo a rebajar muñones hasta llegar a la zona viva. En la imagen siguiente se puede apreciar como he preferido ir haciendo el rebaje poco poco, ya que tenía la esperanza de poder llegar a encontrar tejido vivo antes de llegar a eliminar por completo los vestigios de la rama primitiva.
Otro tocón que debía sanear era el originado por la desaparición de la antigua rama izquierda. Una vez recortado su aspecto ya es mucho mejor. Sólo queda poner pasta selladora.
No es que haya eliminado muchas ramitas porque, la verdad, tampoco había mucho de donde sacar. No obstante lo que se ha cortado y que podéis ver en la siguiente fotografía, ha sido plantado a modo de esquejes. Si suena la flauta...
Al eliminar el musgo que tapaba parte del nebari se puso de manifiesto lo que yo sospechaba, mejorando enormemente su calidad.
Por cierto, que os preguntaréis como es que no he podado alguna rama más de las que había dicho que sobraban, como por ejemplo la primera frontal. Muy sencillo, prefiero esperar porque algún brote que crezca a partir de ella me puede servir para hacer, más adelante, algún injerto atravesando el tronco. Si no hay brotación espontánea en las zonas que necesito ramas al menos me quedará una "bala en la recámara".
LA MALA HIERBA JAPONESA
Sobre la superficie del sustrato no sólo venía musgo, también proliferaba una pequeña planta de origen japonés cuya especie desconozco.
El caso es que me dije: ¿ porqué no intentar aprovecharla para poderla usar como planta de acento ?, al fin y al cabo en Japón podrá ser una "mala hierba", pero aquí es infrecuente. Así que, sin pensarlo mucho más, fui extrayendo cada plantita con unas pinzas y mucha delicadeza, se trataba de sacarlas con la raíz. Este fue el botín:
Busqué entre mis existencias una maceta pequeña que me pudiese servir para hacer la plantación y utilicé akadama fina para llevarla a cabo. Al final la dejé tal y como se aprecia en las dos fotos que siguen.
Se ven pequeñitas pero si arraigan ya tendrán tiempo de ganar en densidad y volumen.
LA MACETA
Cuando hube terminado de arrancar todo el musgo y las plantas que había sobre el sustrato me dí cuenta de que el árbol estaba plantado bastante por debajo del nivel de la maceta. Creí que esa circunstancia no era correcta y, además, que la incorporación de más tierra iba a beneficiar el desarrollo de la ramificación que necesitaba.
Por otro lado, en un momento en que levanté el árbol agarrándolo por el tronco, me llevé un susto morrocotudo: casi se me cae al suelo la maceta. El caso es que, aunque procedía de Japón, el árbol venía sin atar: ¡ no sólo aquí cometemos fallos !. No era ya buen momento para trasplantar la pieza ya que había comenzado a brotar. Sin embargo, teniendo en cuenta las dos circunstancias descritas, me decanté por hacer un "replantado", sin tocar en absoluto las raíces. Por supuesto la extracción del arce del tiesto no representó ningún problema, casi lo hizo sólo.
La maceta, una vez vacía, estaba bastante sucia por dentro...
Obviamente se procedió a una concienzuda limpieza antes de volverla a utilizar. Una vez limpia ya se podía uno fijar más en los detalles que presentaba. El esmaltado me encanta, ese matizado como de burbujas me parece de los más original.
De cuerpo entero...
Y por la parte inferior se aprecia perfectamente el sello del autor.
Por cierto que no tengo ni idea de a que taller o artesano pertenece, por lo que si alguien lo sabe estaría agradecido si me lo dijese. Pongo otra foto del sello pero dado la vuelta, nunca se sabe cual es el derecho y el revés, jejeje
EL REMATE
Como siempre, ponemos las rejillas en los agujeros de drenaje...
Pasamos unos alambres de sujección...
Y colocamos una capa de sustrato sobre el fondo de la maceta, de un calibre tal que, al tiempo, nos haga de capa de drenaje.
Como ya comenté antes, al árbol no se le tocó el cepellón para nada, simplemente se colocó encima de esa capa de akadama que veis en la foto superior. De este modo el riesgo para la planta es prácticamente inexsitente. Una vez situado se completo la plantación con una fina capa de akadama de grano fino dispuesta en la superficie del sustrato. La siguiente ilustración pone en evidencia el bonito nebari que posee la planta y que merece ser mostrdo.
Para cerciorarse de que el amarre de la planta ha sido el adecuado no hay nada como suspenderlo en el aire agarrándolo por el tronco.
Tras la colocación de unos nuevos tepes de musgo sobre la superficie y el sellado de las heridas, el trabajo ha concluído. Os muestro las imágenes finales.
Lado derecho |
Lado derecho |
Parte trasera |
Parte trasera |
Lado izquierdo |
Lado izquierdo |
Frente |
Frente |
Viendo algunas de las fotos anteriores, me ha he dado cuenta de que parece que el nebari vuelve a estar tapado por el musgo, lo cual no es cierto. Y, como una imágen vale más que mil palabras, termino el relato de hoy con una toma más cenital de esa zona.
Por hoy esto ha sido todo, pero no os olvidéis de que volveremos tener una nueva cita con nuestro destino en próximas fechas, espero que no faltéis.
Necesito un trago, voy a la taberna del puerto, tal vez encuentre allí a Abril...
Juan Liñares